Tendencias en desguaces para 2025: piezas de coches eléctricos

El sector de los desguaces en España está experimentando una transformación profunda de cara a 2025, impulsada principalmente por el crecimiento sostenido del parque de vehículos eléctricos e híbridos. Esta evolución obliga a los Centros Autorizados de Tratamiento (CAT) a adaptarse a nuevas tipologías de vehículos, componentes más complejos y normativas ambientales más exigentes. Los desguaces ya no gestionan únicamente motores térmicos tradicionales, sino también sistemas de alta tensión, electrónica avanzada y baterías de gran capacidad.

Una de las tendencias más claras es el aumento del valor estratégico de las piezas procedentes de coches eléctricos. Componentes como inversores, convertidores, cargadores internos, motores eléctricos y módulos de baterías se han convertido en elementos altamente demandados para reparaciones, reacondicionamientos o reutilización industrial. Esto obliga a los desguaces a invertir en formación técnica específica, protocolos de seguridad y equipamiento adecuado para la manipulación de sistemas de alto voltaje.

Otro cambio relevante es la mejora en la trazabilidad de las piezas. Cada componente reutilizable se identifica con información detallada sobre su procedencia, estado, kilometraje del vehículo original y compatibilidad. Esta trazabilidad no solo aumenta la confianza del comprador, sino que también responde a requisitos legales y a la necesidad de transparencia en un mercado cada vez más profesionalizado.

Además, se observa una mayor integración de los desguaces en la economía circular. La reutilización de piezas de vehículos eléctricos reduce la necesidad de fabricar nuevos componentes, lo que implica un ahorro significativo de materias primas críticas y energía. A su vez, los desguaces colaboran cada vez más con gestores especializados para el reciclaje de baterías, garantizando la recuperación de materiales valiosos y la minimización del impacto ambiental.

En 2025, los desguaces dejan de ser vistos como el último eslabón del ciclo de vida del vehículo y pasan a desempeñar un papel clave en la sostenibilidad del sector de la automoción, especialmente en el contexto de la movilidad eléctrica.